lunes, 23 de julio de 2007

Recordando a Tablada...

El verano ya está instalado cómodamente mientras nos hace sudar la gota gorda. Ayer mientras me refrescaba con esta deliciosa sandía recordé un haiku de Juan José Tablada que aquí les comparto, aunque temo no poder hacer lo mismo con la sandía...

SANDÍA
¡Del verano, roja y fría
carcajada,
rebanada
de sandía!

JOSÉ JUAN TABLADA (1871-1945)

6 comentarios:

SOL dijo...

Gracias por la patilla!
Con estos calorones nada mejor que una patilla para refrescarnos :)
Saludos!

tu vecina Day dijo...

-Ummm que rico se vé,y pensar que las de aquí se ven rojitas como tu foto pero no son tan dulces..
PD:ayer me atreví con un melón y lo compré sin ánimos porque se veía duro y cuando lo abrí,sorpresa! era super´-anaranjado y muyyy dulcito,creo que estaba en su punto,un dia más y no hubiese sido lo mismo ja,ja
-Un abrazo.

tu vecina Day dijo...

pd:sabes almasan?la próx semana viene a vivír arriba de nuestro apartamento una chica de Mexicali.Mi vecino jovencito austríaco se fué a casar con ella allá y toda la familia de él están ahorita por aquellos lares.Así a ver que aprendemos juntas..

almasan... dijo...

sol: cuando quieras me como otra a tu salud jeje.

day: de verdad que eso de escoger la fruta en su punto tiene su ciencia, me da risa ver a las señoras en el supermercado escuchando concentradas el sonido de las sandía mientras les dan golpecitos. Buen provecho con el meloncito...a mi me gustan más en agua y dejarla enfriar hasta casi congelarse mmmh.
Que suerte de la cachanilla (asi se les llama a los de Mexicali) por tenerte de vecina, vas a empezar a escuchar frases como, qué curada! que se dice cuando algo te agrada.
Ya me contarás...

Anónimo dijo...

esos libros de texto de la sep donde venían estas cosas eran muy lindos!!!... dónde carajos estarán los míos???

almasan... dijo...

Dna: Si desde esas fechas conocí a Tablada también, aunque en esos tiempos no sabía yo que era una haiku, ni de métrica en la poética, etc. Yo daría la mitad de mi fortuna por volver a tener en mis manos aquellos libros sobre todo el de lectura. (asi le llamaba yo)